En estos días, después de ver, lo que está pasando en las redes sociales con la libertad de expresión, la cuestión es:
¿dónde están los límites de la libertad de expresión y quién es el responsable de marcarlos?
No puede ser que cualquier ejecutivo del mundo mundial por su sola voluntad, sin la autorización motivada de un poder judicial independiente, diga a cualquiera lo que tiene que decir o lo que no puede decir, ya que, sin libertad de expresión y sin división de poderes real y efectiva no existe el estado de derecho ni democracia.
Si hay algo que destroce y elimine la seguridad jurídica y la confianza de los ciudadanos en la libertad y en la justicia eliminando sus libertades, es cuando, cualquier poder, sea el que sea, ignorando la libertad de expresión infringe la Ley y aplica la suya sin más, tomando medidas arbitrarias sin ningún control judicial independiente eliminando o limitando la misma; de forma, que cuando nuestra Carta Magna consagra, que “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”, la realidad contraria es, que sí alguien está tomando de hecho esas medidas de control de nuestra libertad de expresión (sin ninguna ley y sin ningún control judicial), solo existirá incertidumbre y desesperanza para todos nosotros sin verdadera libertad, es decir, para esos muchos, que, simplemente, vamos a pie.
En las redes sociales, cosa más que probada y de dominio público, reina un poder hegemónico y sin control verdadero, que genera una serie de situaciones extremadamente negativas, que nos lleva a un desastre contra la libre información y la democracia, produciendo a la sociedad civil con carácter general una indefensión manifiesta, que se concreta en una serie de estados desgraciados, así:
* Incertidumbre.
* Desconfianza.
* Desesperanza.
* Falta de seguridad jurídica.
* Pérdida de libertades y derechos.
* Desaparición de principios éticos.
Ese control desmedido de nuestras libertades está generando un drama social perverso, al que nos llevan esos poderes espurios, que solo buscan lo peor para conseguir sus fines oscuros, pero que nadie crea que a él no le afecta, porque esta deriva autoritaria, destruyendo el principio de legalidad y la seguridad jurídica nos va a destruir a todos nosotros, eliminando nuestras libertades más queridas, como la libertad de expresión.
En resumen, si no recuperamos la libertad de expresión plena y verdadera, a base de seguridad jurídica, certidumbre y respeto a nuestros derechos fundamentales, vamos directos a una situación desastrosa y peligrosa para todos los ciudadanos, mientras, una minoría poderosa ajena a la división de poderes y a la democracia se apodera de nuestras libertades, en base, además, a unos derechos humanos, que dice defender.
N.B. Es un hecho peligroso y desgraciado, que la división de poderes, el estado de derecho, la libertad de expresión y la democracia están siendo arrasadas por unas redes sociales hegemónicas, que manejan sin reparo unos pocos potentados sin ningún control legal ni judicial independiente.
Se puede negar, pero realmente es así, de forma, que, si se siguen moviendo sin control verdadero, las consecuencias serán nefastas para la gran mayoría de ciudadanos de todo el mundo. Baste pensar, lo que puede pasar o que pueden hacer esos grupos todo poderosos e incontrolados, contra una sociedad indefensa y unas naciones entregadas a sus influencias perversas, si alguien, quien sea, Gobiernos o particulares intentan limitarlos de algún modo, como puede ser con un impuesto contrario a sus intereses, como la llamada tasa google.
Córdoba, a 19 de enero de 2020
Fdo. Enrique García Montoya
Abogado ICA-Córdoba. Inspector de Trabajo y S. S.